A 41 años del golpe cívico-militar, el filósofo considera que los argentinos "siguen estando esencialmente enfrentados y divididos entre réprobos y elegidos".
por Javier Fuego Simondet
Santiago Kovadloff destaca que el paso de los años no debilita la necesidad de analizar y comprender lo que significa para la Argentina el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Pero, a 41 años de aquel suceso, señala que es necesaria una mirada que tenga en cuenta que en el país “se ha sacralizado y bendecido la violencia de la guerrilla” y que los argentinos “siguen estando esencialmente enfrentados y divididos entre réprobos y elegidos”.
El filósofo y ensayista subraya que “los años nunca son muchos cuando se trata de entender lo sucedido en este caso”. “Se ha sacralizado y bendecido la violencia ejercida del lado de la guerrilla; no hay responsables detenidos”, asegura, y explica: “Quiero subrayar que hoy estamos viviendo un momento en el que el 24 de marzo debe servirnos para entender la asimetría profunda entre los militares que están purgando con justicia su responsabilidad por los delitos cometidos durante esos años y aquellos que, sin tener juicio, han sido castigados con una detención prolongada y profundamente injusta porque, en la medida que no tienen un juicio que los esté condenando, son inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Pero sobre ellos ha caído la venganza profunda de un gobierno demagógico, como fue el anterior”.
Para el escritor, “la asimetría es brutal”. “No se trata de saber si unos mataron y otros no mataron; se trata de saber cómo obra la Justicia sobre quienes cometieron delitos desde el Estado y quienes los cometieron contra el Estado. A mí me parece que ésta es la discusión de fondo que debemos dar”.
En el discurso de Kovadloff, “necesidad” es una palabra de fuerte presencia al reflexionar sobre la dictadura. La reitera con frecuencia y con eso deja en claro su postura a favor de encarar debates que considera postergados.
“Tratar de recordar, evocar o meditar lo que significa el 24 de marzo es para mí una posibilidad y una necesidad”, define. “Es una posibilidad porque estamos en libertad; es una necesidad por el hecho fundamental de que lo ocurrido en ese momento, si bien ha sido superado en el orden de lo que significa la vigencia de la Constitución Nacional, no ha sido superado primordialmente en la comprensión de los argentinos, que siguen estando esencialmente enfrentados y divididos entre réprobos y elegidos”, subraya.
La idea que Kovadloff remarca se sintetiza en una de sus frases. “Son muy numerosos aún los sectores que reivindican la inocencia del golpe de Estado del 76, y muchos también los que consideran a la guerrilla expresión de un martirologio y de una actitud digna. Yo creo que la idolatría de la violencia y la sacralización de la muerte estuvo de los dos lados, pero no dejaré nunca de subrayar que el terrorismo de Estado fue el que primordialmente expresó la inconsistencia de la ley en el campo de la cultura cívica argentina”, afirma.
Respecto de la polémica recientes sobre la cantidad de desaparecidos y la decisión, luego revisada, de hacer del 24 de marzo un feriado “movible” también fueron materia de examen para Kovadloff. “El ida y vuelta del Gobierno con respecto al 24 de marzo me parece que debe ser valorado como retroceso. Que se haya vuelto a esta fecha como fecha inamovible tiene mucho más valor que el hecho de declararla movible, porque lo que ese día se inició no tiene equivalencia. El 24 de marzo, para nosotros, quiere decir institucionalización del golpe de Estado como consumación del terrorismo de Estado iniciado durante el gobierno de Isabel Perón. La discusión sobre el número de desaparecidos tiene que estar inscripta en un campo más amplio”, señala: “La política generada por el terrorismo de Estado desembocó en la desaparición de personas, en el secuestro de bebés, en políticas que evidenciaron hasta qué punto el proyecto del golpe militar no era precisamente el de derrotar en el marco de la ley la subversión armada, sino de combatir con las mismas armas de la subversión a la subversión”.
Télam.